En la vida, como en los rodajes más intensos, las emociones no son lineales ni fáciles de clasificar. De hecho, el caos emocional puede parecer tan descontrolado como un set lleno de cámaras, luces y nervios al filo de la medianoche. Pero, al igual que optimizamos recursos y gestionamos cada detalle en un proyecto, podemos también abordar nuestras emociones con precisión. Usar la rueda de las emociones, esa herramienta tan sencilla como poderosa, nos permite identificar con claridad lo que realmente sentimos, mucho más allá de un simple “estoy bien” o “estoy mal”. Este proceso no solo es útil en momentos de crisis, sino también en las pequeñas victorias cotidianas que muchas veces pasamos por alto. Como en cualquier producción, la clave está en saber interpretar lo que nos ocurre, en lugar de dejar que las emociones nos controlen sin dirección. Así, al reconocer cada matiz de lo que sentimos, logramos una mejor versión de nosotros mismos, capaz de tomar decisiones más alineadas con lo que realmente necesitamos.

Entonces: ¿Te has sentido como un huracán de emociones dando vueltas sin control? Tranquilo: por ahora no necesitas comprar pasajes a India ni aprender hechizos cuánticos. La Terapia de la Rueda de las Emociones es tu nueva aliada —un método práctico, libre de charlatanes de aeropuerto y cuarzos de saldo— para entender y gestionar tus sentimientos con precisión quirúrgica (y un buen toque de humor). Porque, seamos honestos, la vida ya es suficientemente compleja como para tomársela demasiado en serio. La capacidad de reírnos de nosotros mismos, de reconocer que no somos robots emocionales, sino seres humanos, nos da la libertad de navegar mejor tanto nuestras relaciones como el trabajo y, por supuesto, nuestra salud emocional. Gestionar nuestras emociones no es solo un asunto de disciplina mental, sino también de aprender a disfrutar el proceso, a aceptarnos con nuestras contradicciones y a entender que está bien sentirnos perdidos o sorprendidos. Al final, la clave para utilizar la rueda de las emociones —y para vivir en general— está en encontrar el equilibrio entre ser responsables de lo que sentimos y no dejarnos consumir por el drama del momento. Como en una película, la vida tiene sus altibajos, pero la capacidad de reírnos y reprogramar el guion cuando es necesario es lo que realmente nos mantiene sanos y en control.

Cómo Gritar a Todo el Mundo Qué Sientes (Sin Ser Un Drama) Usando la Rueda de las Emociones

¿Sabías que no hay una manera correcta o incorrecta de usar la rueda de las emociones? No, no tienes que seguir el guion de un terapeuta de Instagram, ni mucho menos pedirle a tu planta de interior de tu baño que te ayude. Puedes comenzar con estos simples pasos para identificar lo que realmente está pasando en tu cabeza. ¡Spoiler: probablemente sea más de una cosa a la vez!

Paso 1: Comienza con lo básico: las siete emociones fundamentales

Es como aprender los colores básicos antes de pasar a pintar un mural. Tienes siete emociones clave que se encuentran en el centro de la rueda, y son la base de todo este lío emocional que arrastras todos los días. ¿Las conoces? Aquí van: feliz, triste, disgustado, enojado, temeroso, molesto y sorprendido.

Recuerda, las emociones son como las mezclas de cócteles, raramente son solo una. Es probable que sientas «envidia» e «ira» a la vez cuando tu compañero de trabajo te roba la idea del mes. O «tristeza» y «desprecio» cuando alguien te da una sonrisa falsa. Es todo parte del proceso, y las combinaciones pueden generar emociones completamente nuevas, como el «siento que mi vida es un reality show» (una mezcla de asombro y vergüenza).

Ahora, selecciona las emociones fundamentales que mejor describen cómo te sientes en este momento, y reflexiona sobre la intensidad con la que lo sientes. Ya sabes, no es lo mismo «estar molesto» que «estar al borde de un colapso emocional».

Paso 2: Expande tus sentimientos. Sí, como una pizza extra grande.

Ahora que tienes las siete emociones básicas, es hora de ampliar tu vocabulario emocional. Imagina que el centro de la rueda es solo la entrada al club de emociones, y que al salir te encuentras con una gama mucho más rica. Aquí, en el nivel siguiente, puedes empezar a identificar otras emociones que están en la periferia y que realmente describen lo que estás sintiendo, desde «abrumado» hasta «completamente perdido».

Lo importante aquí es ser detallado: ¿estás «irritado» o «harto hasta los huevos»? ¿Te sientes «nervioso» o «miedo existencial absoluto»? Usa un vocabulario que no solo defina lo que sientes, sino también la «profundidad» y el «origen» de esas emociones. No pongas simplemente «triste», sé más específico. ¡Escribe en una hoja lo que estás sintiendo! (Sí, suena un poco a terapia de secundaria, pero créeme, funciona). “Hoy reconozco que me siento X… y lo que necesito es Y.”

Paso 3: Usa tus emociones para sanar. ¡No te hagas el fuerte, ok?

¿Sabías que ponerle un nombre a tus emociones puede hacer maravillas por tu salud mental? No, no te hará olvidar que esa persona te canceló a última hora, pero al menos podrás identificar lo que realmente necesitas: ¿un abrazo? ¿un helado? ¿destruir todos los contactos de tu ex en redes sociales?

Ahora que sabes lo que estás sintiendo, es hora de profundizar. Explicar cómo te sientes es como limpiar la lente de tu cámara emocional. Te permite ver con claridad si necesitas un respiro, si es hora de hablar con un amigo o si, simplemente, te toca escribir en un diario para sacar toda esa ira contenida que te hicieron sentir al mirar la última publicación de Instagram donde tenías la cara de bostezo en el set.

¿Cuándo usar la rueda de emociones?

Aquí viene lo bueno: la rueda no solo se usa cuando estás llorando por algo tan básico como el WiFi lento o la falta de café. Puede ser útil en momentos como:

  1. Agotamiento emocional: Ese punto en el que sientes que todo el universo se ha puesto en tu contra porque olvidaste tu billetera y el café se derramó en tu teclado. Este es el momento perfecto para tomarte una pausa y ver en qué emociones estás atrapado. A veces es una mezcla explosiva que ni tú sabes cómo manejar. – Cuando el agotamiento te haga gritar “¡Acción!” en tu cabeza.
  2. Decisiones importantes: Imagina que vas a mudarte con alguien o que tienes que tomar una gran decisión de vida. ¿Cómo lo enfrentas? Usando la rueda para ponerle un nombre a esas emociones conflictivas que rondan en tu cabeza. ¡No es solo sobre los pros y contras, es también sobre los «miedos existenciales» que te acechan! – Antes de tomar decisiones que muevan tu vida (o tu mudanza compartida).
  3. Antes de una conversación difícil: Como cuando tienes que romperle el corazón a alguien, despedir a un amigo o renunciar a ese trabajo que odias. Usar la rueda te ayuda a prepararte emocionalmente para tener esa charla tan incómoda, sin convertirte en un manojo de nervios. – Para prepararte antes de esas conversaciones difíciles donde tu pulso podría traicionarte. –
  4. Control diario: Tómate un minuto cada día para analizar cómo te sientes. Es como hacer un chequeo emocional. Deberías hacerlo, como mínimo, antes de decidir gritarle a alguien por el mal café o por el tráfico. Pregúntate: «¿Qué estoy sintiendo, realmente?» Y si no sabes la respuesta, ¡utiliza la rueda! – Como check-in diario, dos minutos bastan para evitar varios días de caos

En resumen: escucha tus palabras y no te hagas el superhéroe emocional. Las emociones son complicadas, pero identificarlas te da un superpoder. No necesitas ser un experto, solo ser honesto contigo mismo. Acepta lo que sientes y date permiso para no tener todo bajo control. Respira, suelta, y sobre todo, sé amable contigo mismo. Ah, y si las cosas se ponen demasiado densas, no dudes en llamar a un profesional. Pero mientras tanto, ¡gira la rueda y que comience la sanación!

Al final, las emociones son un GPS interno1, no bombas de tiempo. Cuanto más pronto les pongas nombre y dirección, más rápido podrás navegar tu propia película sin montarte en una segunda toma de desastre.

Pro tip final: Si te topas con emociones tan densas que ni un diario ni una llamada de Zoom2 las alivian, insisto: contacta a un profesional certificado. Nada de “healers” de Instagram3: busca a alguien con formación real, experiencia en tu industria y cero cuarzos bajo la silla.

Esto ha sido solo el teaser4. Cuando nos encontremos desgranaremos cada paso de esta terapia: ejercicios prácticos, anécdotas de set y ese humor mordaz que ya conoces.

¡Estate atenta! Gira tu rueda, ríe del drama y toma las riendas de tus emociones… sin quemarte por dentro.

  1. El «GPS interno» se refiere a la capacidad de una persona para orientarse o tomar decisiones basadas en su intuición, valores o sentido de propósito, sin necesidad de una guía externa. Es como un «norte» interno que ayuda a las personas a navegar por la vida y encontrar su camino, incluso en situaciones inciertas. ↩︎
  2. Una llamada de Zoom es una videoconferencia realizada a través de la plataforma de comunicación en línea Zoom. Permite a los usuarios conectarse de manera virtual para reuniones, clases, presentaciones o conversaciones, y puede incluir funciones como compartir pantalla, chat y grabación. ↩︎
  3. En Instagram, los «healers» (sanadores, en español) son personas que promueven el bienestar físico, emocional o espiritual, a través de prácticas como la meditación, el yoga o la sanación energética. Sin embargo, su contenido a veces puede ser superficial o idealizado, enfocándose más en la estética que en procesos de sanación profundos. ↩︎
  4. Un teaser es un adelanto corto y intrigante diseñado para generar curiosidad y anticipación sobre un producto, evento o contenido, sin revelar demasiados detalles. Se utiliza comúnmente en marketing, cine, series o campañas publicitarias para captar la atención del público y dejarlo con ganas de más. ↩︎

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