Trabajar en un rodaje es como subirse a una montaña rusa… sin cinturón de seguridad, sin seguro médico, y con una bolsa de papitas como único sostén emocional. Bienvenidos al fascinante universo donde la ‘Rueda de las Emociones’ no es solo una teoría psicológica, sino el juego de supervivencia diario de todo crew audiovisual.

Según la Mental Health Foundation, el 74% de las personas en industrias creativas reportan niveles de estrés emocional superiores al promedio global. (¡y podríamos decir con algo de sarcasmo que: el otro 26% simplemente no contesta porque están llorando en silencio!)

La Rueda Emocional: Manual de Supervivencia Audiovisual

Trabajar en la industria audiovisual es un deporte extremo que no se reconoce en los Juegos Olímpicos, pero debería. Piense en un rodaje promedio: 16 horas de trabajo, cambios de último minuto, egos del tamaño de un estadio y una oferta gastronómica que parece salida de un capítulo de terror-cómico culinario. Si eso no es deporte de alto riesgo, no sé qué lo sea.

Ahora, súmele la Rueda de las Emociones de Robert Plutchik: ocho emociones primarias (alegría, tristeza, confianza, asco, miedo, ira, sorpresa y anticipación) girando como un carrusel psicodélico en la mente de cada miembro del crew. El resultado es una ópera caótica donde el gaffer puede pasar de la risa al homicidio figurado en dos cafés mal servidos y lo escribo con conocimiento de causa. Bienvenidos al glorioso mundo donde gestionar emociones no es un lujo, sino un acto de supervivencia empresarial.

¿Por qué hablar de emociones en una industria que se jacta de «ser dura»? Porque no hablarlo es exactamente el motivo por el cual hay sets y trabajadores de la misma, que se incendian emocionalmente más rápido que una fogata con gasolina. Un estudio de la Mental Health Foundation reveló que el 74% de los trabajadores creativos sufren niveles de estrés y ansiedad superiores a la media laboral general. En la industria audiovisual, eso podría estar cercano al 85%, si tomamos en cuenta los horarios absurdos, la precariedad inicial y el culto a la «pasión» como justificación para el abuso.

Negar la emocionalidad en el set es como ignorar que un avión necesita alas para volar. Y peor aún: es perder dinero. Porque cada emoción mal gestionada es una escena que se repite, una llamada de atención, un talento que renuncia o, en el peor de los casos, una demanda laboral o la pérdida de una vida en curso.

La rueda no es opcional: todos estamos montados en ella. Plutchik no diseñó la Rueda de las Emociones para que luzca bonita en Pinterest. La propuso para explicar cómo interactúan, evolucionan y se intensifican nuestras emociones humanas. Porque, adivine qué: todos sentimos. Incluso el productor más frío que se jacta de «no mezclar negocios con emociones» siente. Solo que, probablemente, lo niega mientras mastica su frustración como si fuera un chicle sabor bilis.

En el set, cada integrante experimenta emociones desde su propio universo personal:

  • El director obsesivo que no duerme hace tres días y proyecta su ansiedad en cada toma.
  • La maquillista que sufre ataques de pánico cada vez que escucha «cinco minutos para salir a set».
  • El sonidista que, aunque parece indiferente, carga con la culpa de no haber podido visitar a su madre enferma.

Pensar que un crew puede funcionar como engranajes de máquina sin considerar el factor emocional es, francamente, tan 1990 como creer que el caterin1g de pura pizza es «nutrición divertida».

Nutrir dentro y fuera del plato: tu salud emocional también se come

Aquí entra la parte menos glamurosa y más vital que en ShowBiz Therapy – Smart Health predicamos:
La alimentación emocional no solo viene del plato. Sí, claro, comer saludable ayuda (spoiler alert: una hamburguesa reseca no es salud emocional). Pero la alimentación primaria —esa que viene de relaciones humanas, descanso, satisfacción profesional, sentido de propósito— pesa igual o más.

Un catering digno, espacios de descanso reales, comunicación emocional efectiva y liderazgo consciente no son «detallitos nice-to-have2«. Son infraestructura básica de producción. Porque una persona desnutrida emocionalmente es una persona a punto de explotar. Y nada, absolutamente nada, encarece más una producción que un crew en estado emocional catastrófico.

¿Coaching emocional? Sí, pero con calidad, no con incienso. Ahora, importante: Gestionar emociones en un set no se soluciona invitando a un ‘coach’ de Instagram que hizo cursillos de ouija, yoga y ‘sanación cuántica por WhatsApp’. Tampoco basta con que el productor haya leído un PDF sobre «Cómo no llorar en público» o haya encendido una varita de incienso de sándalo antes de llamar al primer asistente de dirección «mi cielo» mientras lo despide.

El verdadero especialista que se necesita en los rodajes del futuro debe:

  • Tener formación seria en salud emocional y nutrición holística (primaria y secundaria).
  • Conocer íntimamente los tiempos, las dinámicas y los desgastes de la industria audiovisual.
  • Saber que esto, queridos lectores, es un negocio. No un retiro espiritual.

La salud emocional en los sets debe verse como un área de inversión inteligente, no como un ‘afterthought hippie’3. Porque no actuar a tiempo convierte los rodajes en criaderos de egos quemados, burnouts institucionalizados y una galería de asociaciones pidiendo a gritos que alguien, por favor, cambie las reglas del juego.

¿Qué pasa si no hacemos nada? Déjeme dibujarle el escenario:

  • Más «lagartos» institucionalizados: es decir, personas de la vieja guardia que viven del trauma no resuelto de sus rodajes fallidos.
  • Festivales de cine que claman por subsidios a cuanto organismo respira, en nombre de la internacionalización cultural… pero cuyo verdadero efecto es renovar clósets y surtir despensas. Sumémosle los célebres talleres de ‘resiliencia emocional’, donde en lugar de enseñarte a construir estabilidad real, te invitan a poner cuarzos bajo la silla y confiar en la magia del universo para pagar tu seguridad social
  • Más generaciones jóvenes quemadas antes de su primera nominación.
  • Más inversión perdida en sets y actividades emocionalmente inestables que retrasan, repiten y sabotean su propio éxito.
  • ¿Y lo más grave? Que la promesa del arte audiovisual como motor de transformación social se quede en eso: en una promesa.

¿Dónde está el plan, amigues? Si esto te incomodó, tranquilo: las emociones también tienen su aeropuerto, se llama ‘Consciencia Internacional’

¿Qué podemos hacer —de verdad— desde hoy?

1. Incorporar ruedas emocionales reales en cada producción.

  • Pequeños check-ins diarios4 de 10 minutos para crew.
  • Revisión de emociones críticas antes de escenas clave.
  • Espacios de regulación emocional disponibles (no, no es debilidad, es logística de alto rendimiento).

2. Cuidar la nutrición primaria y secundaria de todos.

  • Alimentación variada, limpia, hidratación real y descansos planeados.
  • Red de apoyo emocional para el equipo.
  • Liderazgos conscientes que entiendan la dimensión humana del negocio.

3. Contratar verdaderos especialistas.

  • No más improvisaciones o «sanadores de set» de Instagram. Ya estuvo bueno de improvisaciones y de esos ‘gurús de set’5 que entre vuelos de weed6 y selfies con celebridades, presumen vidas de jet set7… pero aterrizan siempre en el aeropuerto de la mediocridad, con la cuenta vacía, la agenda hueca y un máster en autoengaño.
  • No más «aventureros de la fachada» que va directo para aquellos que crean una fachada de éxito mediante el plagio de actividades, amigos o proyectos ajenos.
  • Necesitamos profesionales certificados en bienestar, con experiencia real de industria y con vocabulario y visión de los negocios.
  • Requerimos planes de acción que midan, reporten y optimicen bienestar como KPI de producción 8 no solo de películas, sino de festivales, eventos y mercados.

Rodar y actuar mejor no es imposible. Puede sonar utópico, pero no lo es. Las industrias que ya aplican estrategias de salud emocional en su núcleo —desde la industria farmacéutica, así como grandes plataformas de streaming, productoras de renombre o sets de campañas publicitarias internacionales — no solo generan mejores productos o contenido. También retienen mejor talento, cumplen tiempos, optimizan costos y, sorpresa… ¡ganan más dinero!

Porque sí: ser emocionalmente inteligentes es rentable. No solo porque mejora la experiencia humana (aunque debería bastar), sino porque sostiene la única verdad que no cambia, ni siquiera entre lágrimas o risas en set: Esto es un negocio. Y como todo buen negocio, el verdadero éxito no se mide en aplausos espontáneos, fotos o seguidores en IG… sino en salud, dinero y continuidad real.

Así que la próxima vez que alguien en set explote, grite o quiera estrangular al foquista porque olvidó cambiar la batería, deténgase. Recuerde que todos estamos montados en la Rueda Emocional. Y que sobrevivirla no es un milagro. Es un arte. Y como todo arte, se entrena.

¿Listos para rodar, pero ahora con conciencia? Gestionar emociones no es hippismo de lujo: es estrategia de negocios de alta eficiencia.

P.D. ¿Te has sentido como un tornado de emociones descontroladas? Bueno, no eres el único. La rueda de las emociones es la terapia que te ayudará a dejar de dar vueltas como una lavadora descompuesta. En nuestra próxima publicación, te contaremos cómo funciona esta rueda mágica (sin cristales de cuarzo ni mantras) para poner orden en tu caos emocional. ¡No te lo pierdas, que prometemos risas y revelaciones sin necesidad de incienso!

  1. El catering es el servicio de preparación y entrega de comida para eventos. Puede incluir desde la planificación del menú hasta el montaje y la limpieza, dependiendo de lo que se necesite para la ocasión. ↩︎
  2. Los «detallitos nice-to-have» son esos pequeños extras que no son imprescindibles, pero que añaden un toque especial o elegante a una experiencia, producto o servicio. Son detalles que hacen que todo se sienta más completo o sofisticado, aunque no sean estrictamente necesarios. ↩︎
  3. «Afterthought hippie» es un término algo irónico que se usa para describir a alguien que adopta una estética o actitud «hippie» de manera superficial o tardía, a menudo sin un compromiso real con los valores o el estilo de vida asociado a este movimiento. Es decir, una persona que se viste de manera «bohemia» o «alternativa» por moda, más que por una verdadera filosofía o convicción. ↩︎
  4. Los «check-ins diarios» son actualizaciones o seguimientos que se hacen a diario para revisar el progreso, resolver dudas o coordinar tareas. Pueden ser reuniones breves, mensajes o simplemente momentos para asegurar que todo esté en marcha, ya sea en un entorno laboral, un proyecto personal o en cualquier otra actividad donde se necesite mantener un control constante. ↩︎
  5. Los «gurús de set» serían los expertos o profesionales altamente capacitados en el entorno de un set de filmación o producción audiovisual. Su rol sería ofrecer conocimientos, consejos y soluciones relacionadas con el proceso de creación y rodaje, ya sea en aspectos técnicos, creativos o logísticos. Serían personas cuya experiencia y habilidad son tan destacadas que se les considera autoridades dentro de su área. ↩︎
  6. «Weed» es una palabra en inglés que comúnmente se refiere a la marihuana, una planta que contiene compuestos psicoactivos como el tetrahidrocannabinol (THC). Se utiliza tanto con fines recreativos como medicinales, dependiendo de la legislación de cada lugar. También, en su significado más literal, «weed» puede referirse a una planta no deseada o «mala hierba». ↩︎
  7. «Jet set» se refiere a un grupo de personas que llevan un estilo de vida de lujo, viajando frecuentemente en aviones privados o comerciales de primera clase, y asistiendo a eventos exclusivos o destinos de alto estatus. El término suele asociarse con celebridades, empresarios o personas con alto poder adquisitivo que disfrutan de una vida social y cultural muy activa y selecta. ↩︎
  8. El KPI (Key Performance Indicator, o Indicador Clave de Desempeño) de producción es una medida que se utiliza para evaluar el rendimiento y la eficiencia de los procesos de producción. Ayuda a monitorear aspectos clave como la cantidad de unidades producidas, la calidad del producto, el tiempo de entrega, los costos de producción, entre otros, para asegurar que se estén cumpliendo los objetivos y estándares establecidos. ↩︎

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